Leonard mira sobre el hombro a Mass. Ella esta sentada con un mate en la mano. Su pelo rojo está oscuro, su piel está verde.
- Pareces un rosal.
- Anda a cagar.
Termina de lavar su taza y mira por la ventana de la cocina. Los tomates crecen con forma de estrella y los zapallos dicen miau.
No sabe en que falló. Sabe que no es necesario fallar para que algo salga mal.
Se pregunta como fue que dejaron de interesarse tanto tiempo en lo que los rodeaba.
- Voy a comprar aguarrás. -dice poniendose el sombrero.
- Y así crees que me vas a borrar de tu vida? Maricón...
- No lo sé. Pero voy a hacer el intento.
Leonard sale de casa en el momento en que el sodero estaciona la chata.
- Buenas don Leonarr, hoy la voy a escupir mientras me la chupa.
- Cachilo, hace las huevadas que quieras. Voy a comprar aguarrás.
- Le pongo candado al portón?
- No, con el pasador está bien, vuelvo enseguida.
Camina por la calle. En la vereda, la gente pasa mirándolo, todos llevan ropa que en algún momento fue de él.
LeonardPater se le acerca, le miente y se va.
Llega al kiosko.
- Que va a llevar señor Leonarr.
- La de sobacos y un decimetro cúbico de aguarrás.
- Señor, está en tanga.
- Lo sé, ahora hacete culear por el sodero. Le cae bien a todo el mundo.
- Son 5 pesos.
- Si te doy 10, me la chupas?
- No.
- Andate a cagar.
Leonard entra en casa, va hasta la habitación. El sodero esta sentado en la cama, haciendo zapping y dejando el canal de fútbol. Mass está sentada en el suelo chupándosela.
Él se sienta en una silla a mirarlos, nota que ella tiene puesta una cola-less... nunca se puso una para él, se lamenta.
- Rapidito que ya tengo el aguarrás.
Mass le dice al sodero que se la culee. El sodero se rie y la escupe en la cara. Ella gime y dice: macho no, puta sí.
Se trepa en cuatro patas a la cama y el sodero se la culea. Leonard mira el reloj.
- Tenías que hacerlo ahora? No podías esperar 15 minutos a que te borrara?
- No me importás, pero cagarte está bueno.
- Buscalo en Taringa! -dice el sodero
- Leonard, ya vas a encontrar a alguien que sepa valorar tu personalidad.
- Tengo una coleción de esos, Mass. Gracias por mentirme vos también.
- Tenés talento.
- Suficiente, me voy afuera.
Leonard sale al porche. Son las 11 am y está atardeciendo frente a él. Vomita y a la vez le caen unas lágrimas. Adelgaza y sus ojos enloquecen. Abre la revista y en un sobaco depilado ve un gato blanco.
Se acuerda de un fuego que tuvo.
Mass abre la ventana y, vistiéndose, le dice que ya puede entrar.
Leonard se levanta.
Entra.
Leonard le tira aguarrás en la cabeza hasta que solo queda una laguna a veces roja, a veces verde, en el suelo.
El sodero sale de la habitación, le saca un sanguche de monja de la heladera y se despide, le dice chau con la boca llena. No lo verá nunca más, cambiará su recorrido hacia otras cuadras.
Son las dos de la tarde y anochece.
Leonard toma el secador de piso y saca el líquido en el suelo hacia afuera.
Toma el piso de afuera en el suelo hacia.
Y saca, Leonard, el secador líquido.
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